Transmisión del negocio a los trabajadores
Un pequeño empresario, sin descendencia que se hiciera cargo de su empresa, buscaba la forma de transmitir se negocio para poder jubilarse tranquilamente y dejar la empresa en buenas manos. La condición que ponía para vender su empresa era que el comprador garantizara, en la medida de lo posible, la continuidad de la empresa que tanto esfuerzo le había costado levantar.
Después de sondear el mercado, detectamos que las personas más preparadas para continuar la gestión de la empresa eran los mandos intermedios, que estaban muy implicados en la buena marcha del negocio.
El reto que planteaba esta operación tenía mucho que ver con los sentimientos del vendedor, una persona muy vinculada con su actividad, a la hora de plantear a sus empleados la operación, ya que debía compartir los números de la empresa y esto le incomodaba. Finalmente, con la discreción necesaria, acertamos a encontrar puntos de acuerdo.
Tras buscar soluciones para que la operación fuera beneficiosa para todas las partes, se pudo encontrar financiación para la operación y reorganizar la jerarquía de la empresa para garantizar su continuidad. El empresario vendió y se retiró tranquilamente y los trabajadores, ahora dueños de la empresa, vieron recompensada su implicación.