Condiciones para definir una estrategia – Gestión de personas
27-06-2019
Los directivos diseñan sus estrategias asumiendo que la gente de su empresa está lista y con ganas de jugar el partido, en equipo, para crear o llegar a un objetivo futuro.
La realidad, no obstante, nos da que pensar que estas actitudes no se pueden asumir a priori y que estas condiciones para definir una estrategia no se dan en la mayoría de casos.
Por ello, es importante hacer el trabajo previo de identificación de los distintos tipos de colaboradores con los que cuenta la compañía. Como David Maister se encarga de clasificar, tenemos cuatro tipos:
- Operador individual, que valora su independencia y dedica poco tiempo y esfuerzo en el crecimiento a largo plazo. Se definiría como “págame por lo que he hecho hoy”.
- Individuo que prefiere actuar en coordinación con otros, pero que tampoco valora mucho el futuro de la empresa ni su evolución.
- Persona que quiere ser independiente, pero que está interesada en construir un futuro esforzándose y buscando recursos para llegar a un nuevo lugar
- Persona que quiere ser parte de algo más grande de lo que puede lograr sola. Tiene la visión y la paciencia para lograrlo.
Si hiciéramos una encuesta en las empresas, lo normal sería tener un poco de todo. Lo que hace que el planteamiento de ir todos a por el mismo objetivo sea una aspiración bastante compleja. Así, una vez identificados los distintos perfiles, existen cuatro posibilidades de actuación:
- Intentar limar las diferencias. ¿Es realista pensar en buscar el objetivo empresarial sin perjudicar el compromiso y la determinación de la mayoría de los trabajadores?
- Cambiar la orientación de las personas. La habilidad en conseguirlo determinará el éxito potencial de la estrategia.
- Dividirse. Puede que haya llegado el momento de agrupar a las personas en función de su perfil y de su encaje con la estrategia de la empresa. Entonces habrá que tomar decisiones sobre quien debe seguir o no en el proyecto.
- Disimular. Parece ser que esta es la opción más popular, ignorar el problema o lamentarse de que todo el mundo quiere cosas distintas y no hacer nada más.
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